Pinturas Rupestres de la Cueva Chiquita o de Álvarez en Cañamero. Geoparque Villuercas Ibores Jara. Extremadura


Pinturas Rupestres de la Cueva Chiquita o de Álvarez en Cañamero.

Arte Rupestre en el Geoparque Villuercas Ibores Jara. Extremadura

La primera vez que se reparó en la importancia de las pinturas rupestres de la Cueva Chiquita fue en 1916, cuando un francés, el abate Henri Breuil vista la cueva quedando maravillado por la cantidad, mas de cien signos, y la variedad de los motivos dibujados en la roca.

En su libro «Pintura esquemática hispánica» registró muchas pinturas, incluso algunas ya desparecidas: figuras humanas, cruces, techos, puntos y rayas, animales… fue la primera descubierta de este tipo en la provincia de Cáceres.

El lugar no deja de asombrar al visitante: casi en el fondo del Desfiladero del Río Ruecas, casi debajo del muro del Pantano del Cancho del Fresno, muy cerca del Charco de la Nutria. La estampas son de postalita; desde la propia cueva o bajando al río, cada mirada es un regalo, una explosión verde que conjuga perfectamente con los tonos del agua, el gris de las rocas y el azul del poco cielo que vemos.

Allí, un afloramiento de rocas se rompe en un agujero de  grandes dimensiones en altura y anchura, aunque no en el fondo por lo que también se habla de un abrigo rupestre.

Es de forma cuadrangular con una ligera caída hacia la izquierda donde están las zonas mas irregulares. Da la apariencia de un gran mural en el que las figuras ocupan todas los niveles, las más altas están a mas de siete metros respecto del suelo.

La roca está muy ennegredecida en algunas partes por la acción del humo, pero por lo general presenta zonas muy lisas que son propicias para las pinturas rupestres. Los colores empleados son el rojo, negro y blanco. Antiguamente debió estar cerrada pues quedan restos de un muro.

El Arte Esquematico se desarrolla en la península en el Calcolítico, primera edad de los metales, unos 1500 años antes de Cristo mas o menos.

Las pinturas normalmente no aparecen en grupos numerosos y cuando están en cuevas se realizan en la puerta, rara vez encontramos rastro en el interior. La Chiquita rompe esos esqueñas y aunque se encuentran rastros de filones de hierro, puede ser un lugar donde las gentes se congregaban en torno a algún tipo de celebración.

Se localizan cuatro zonas con varios paneles donde se encuentran figuras muy variadas.

 

Normalmente, cuando son representaciones humanas, hay una que destaca sobre un grupo en el que a veces aparecen emparejados y casi siempre sin piernas.

Hay composiciones que son piramidales  y también las hay desordenadas y aparentemente aleatorias. Los humanoides son de distintas formas: ancoriformes con piernas y sin ellas (con forma de ancla invertida) cruciformes (forma de cruz), otros un poco mas realistas sin olvidar su carácter esquemático.

Existen muchas combinaciones de símbolos: rayas, puntos, cuadrículas y otros signos muy sugerentes. En muchos se agrupan entre sí y otras veces acompañan al resto de figuras.

Aprovechan los lienzos y rachas naturales de la roca para sus representaciones. Incluso parecen servir para separar conceptos pues cambian los tipos, maneras y estilos al variar de panel a panel.

Algunas son muy vistosas, otras despiertan la imaginación con sus posibles explicaciones; muchas se advierten rápidamente y las más hay que buscarlas para dar con su presencia.  En cualquier caso es un rato divertido en el que grandes y pequeños disfrutan de un espacio para la cultura entre el mejor marco natural imaginable.

La Leyenda de la Chiquita esta impregnada en la roca en forma de lo que parece un dragón. Como muchas de las que envuelven lugares especiales y enigmáticos, nos lleva muchos años atrás…

Comienza cuando un pastor encontró  lo que parecía una pequeña culebra de las que deambulan por las aguas y márgenes del río.  Dicen que la cogió cierto aprecio: la llamó «Chiquita» la subió al abrigo y allí decidió criarla con la leche de sus cabras. Por la tarde se acercaba a la cueva llamándola, la Chiquita acudía pues sabía que anunciaba su rico manjar.

El caso es que el hombre tuvo que marchar a servir en las guerras de su Señor. Varios años estuvo fuera del pueblo y cuando volvió se dirigió rápìdamente en busca de su Chiquita. Pero al llegar se  dió cuenta que su pequeña criatura se había convertido en un dragón carnívoro que devoraba hombres y animales. El animal no reconoció a su amo y se lo comió.

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Cómo Llegar:
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