Jaraicejo, Primeros Pasos
Pueblos del Parque Nacional de Monfragüe. Extremadura
Texto: Miguel Urbina Gómez
Edita: Tope Ganso viajados@gmail.com
Jaraicejo se sitúa en la vía principal que une Madrid y Extremadura, tras pasar el antiguo puerto o el nuevo tunel de Miravete si vienes del norte. La imagen caminera está escrita en cada palmo del término municipal, y sobre todo en sus calles, que en algún momento fueron el camino principal.
La comunicación más cercana es la Autovía de Extremadura y la Ciudad de referencia Trujillo. Aunque dentro del espacio geográfico de la penillanura trujillano-cacereña, Jaraicejo presenta notables diferencias y particularidades. Son éstas circunstancias las que hacen que en muchos aspectos conecten más con los pueblos del Parque de Monfragüe que con los de la Mancomunidad de Trujillo.
Prácticamente, el término ocupa una franja de terreno entre dos murallas naturales al norte y al sur: las sierras de Miravete y el Río Almonte respectivamente.
El este y oeste no están tan claros y son suaves lomas, caminos o meras líneas dibujadas en la tierra las que nos separan de Deleitosa y Torrejón el Rubio.
La trinchera que forma el río Almonte es de gran tamaño, el agua la ha ido excavando a lo largo de millones de años desde su nacimiento en el Villuerca.
El bosque de rivera está conservado en muchos tramos, los menos transitados por la cabaña ganadera que pasta buscando la humedad del río.
Es de los pocos que no ha sido embalsado, a pesar de su gran recorrido. De sus grandes valores es el reconocimiento como Reserva Fluvial que le otorga el Gobierno de España.
Según avanza se va separando de las sierras y abriendo un territorio de dehesa muy fértil, la cercanía de las montañas proporciona un régimen de lluvias bastante abundante. Zona con muchos pozos y fuentes, regatos y arroyos que corren casi todo el año.
La población se sitúa, vive y trabaja en este espacio intermedio de suave penillanura. Es precisamente esa zona la mas productiva e interesante desde el punto de vista económico, por los recursos que proporciona la dehesa que se extiende sobre tierra pizarrosa principalmente.
Justo antes de la sierra hay otra franja de tierra conocida como rañas: tierras rojas con muchos cantos rodados. Esa cercanía a la montaña y la altura que va tomando el terreno desarrolla un importante alcornocal. Estos lugares los llaman Mesas, por presentar amplias cumbres totalmente llanas y fuertes pendientes en sus bordes.
En un escalón por encima y casi paralelo al Almonte, transcurre el Arroyo de la Vid que tiene un enorme recorrido, mas de 44 kilómetros yendo a parar a Tajo casi en el Salto del Gitano de Monfragüe. Tiene un curso irregular, muy estacional, pero el hondo foso que va cavando permite la formación de charcas grandes y pequeñas que aguantan todo el verano albergando una gran biodiversidad.
Serpentea mucho entre las rañas primero y luego por las pizarras. Cerca del pueblo hay un embalse que asegura el abastecimiento en épocas estivales y otros dos consecutivos unos kilómetros más abajo para Torrejón.
Muy cerca hay otra Garganta, la del Cubo, que bordea la falda de la Sierra de Miravete, es la frontera de las tierras del Parque Nacional de Monfragüe y el principio de la vertiginosa ascensión a las cumbres.
Son las tierras mas recónditas de Jaraicejo. Los caminos se acaban y sólo la abundante fauna encuentra pasos entre el monte de encinas y jaras.
Las sierras de cuarcita marcan un perfil inconfundible en el paisaje.
Según va pasando el sol, sus cristalinos tonos grises van tornado colores hasta el amarillo dorado. Será el mar de hace quinientos millones de años, el que ha dejado numerosos fósiles en estas rocas.
La manta siempre verde de encinas, pinos, alcornoques o jaras cubren la totalidad de sus faldas.
La mayor elevación del término está en el Pico Miravete, que llega a los 839 metros, la mas baja en el Río Almonte, que llega a rozar los 300 metros sobre el nivel del mar.
En todo este espacio, y a lo largo de los tiempos los hombres encontraron rincones propicios para el acomodo de poblados estables. Los Hitos, Herruz, Valero, Malueñes, Miravete… la historia nos ha dejado cuatro o cinco importantes que sobrevivieron hasta el final de la edad media para confluir todos en Jaraicejo.
La historia antigua se esconde entre las piedras y jaras, hasta el momento no se conocen restos de entidad, aunque tampoco es descartable pues es un territorio poco explorado.
Es como si siempre hubiera sido un templo de la naturaleza, un lugar donde los hombres entraban de paso o en busca de caza o frutos del bosque.
En la iglesia hay una lápida romana, se sabe que hay otra más. Sólo el castillo de Miravete rezuma de esencias antiguas que nos retraen a tiempos de los árabes.
Entre el Almonte y la Sierra parece que la historia comienza con el final de la reconquista por estos lares, a partir de la conquista de Trujillo en 1232.
Jaraicejo combina sus influencias entre la dehesa y la sierras, entre Trujillo y Plasencia.
En la misma puerta de la Extremadura central y en el corredor de la gran diagonal de cuarcitas que engancha con el Parque Nacional de Monfragüe por el Norte y con el Geoparque Villuercas por el sur.
Terrenos intrincados que pasan calzadas romanas, cañadas reales, caminos carreteros y hoy la Autovía del Oeste.
El caos producido en la reconquista permite que estos montes se llenen de bandidos que rapiñan en los pueblos colindantes y a cuantos viajeros pretenden cruzar las sierras.
Había bandas que llegaron a ser pequeños ejércitos, como los Golfines, que tenía en jaque a todo el mundo.
Las intenciones de acabar con ellos está entre los motivos que impulsa al rey Sancho a donar la dehesa de Herruz hacia 1260 a su ballestero, Benito Pérez, y a su escribano de Plasencia en 1285 la aldea de Xafarizejo. En el documento no está todavía todo el término actual, entonces sólo llegaba hasta el Arroyo de la Vid. También se desprende de él que ya había gente viviendo, no sólo en Jaraicejo, sino también en otros lugares del municipio.
Se producen varios cambalaches hasta que en 1294 acaba en manos del Obispo de Plasencia. Para entonces ya habían construido el castillo en el pueblo. Poco después se añaden las dehesas de Ferruz para conformar todo el territorio de Jaraicejo.
Desde entonces, y con la normalización en España se empieza a revitalizar el camino de Extremadura con la construcción del puente del Almonte, los tres ojos mas grandes, en 1440. Doscientos años después se construyen el resto de ojos para salvar las épocas de grandes avenidas. Hoy son una joyita medieval en un paraje sin igual, de gran belleza y que propicia la realización de diferentes actividades relacionada con el medio natural.
Lo que va a suponer un cambio radical para la Jaraicejo es la fijación que un Obispo de Plasencia: Vargas y Carvajal tuvo en la población, haciendo de ésta un verdadero paraiso, un oasis en el monte.
Su sello está por toda la población, siendo muy representativa del urbanismo del siglo XVI: la gran iglesia, ayuntamiento, convento, palacios, torres… una onmipresencia que denota la gran influencia del prelado en el diseño y construcción de un pueblo soñado.
Poco después se edifica la Ermita de la Virgen de los Hitos, en el lugar de la aparición de la Virgen.
El paso de los franceses dejó a la población en la más profunda ruina. Raciaron, quemaron, destruyeron todo cuanto valía o representaba algo para las gentes.
Con el final de los señoríos, la guerra civil, los makis y demás inclemencias históricas resulta difícil levantar cabeza en gentes cultas y sencillas, que han visto pasar de todo y a pesar de ello, siguen teniendo los brazos abiertos.
La ganadería ocupa la mayor parte de la población, la agricultura y el sector servicios en menor medida también aportan a la economía local. Vaca retinta y oveja, pocas cabras e ibérico.
Prácticamente todo en régimen de extensivo, lo que proporciona ejemplares de buen porte y carnes de calidades excelentes. Se siembra algo de cereal para los animales, algunos olivos para autoconsumo y los frutales de huerta.
El sector servicios estaba muy relacionado con la carretera. El paso de la Nacional V por la población era una corriente continua de gente; viajeros, turistas, transportistas… una marea que paraba en la población antes o después de atravesar el puerto de Miravete.
Así había talleres, restaurantes, hostales, tiendas de recuerdos, de embutidos… Realmente daba trabajo a mucha gente, mucha empresas que cerraron cuando se acabó el Tunel de Miravete y todo el tráfico cambió a poco más de un kilómetro de la población.
Esto supuso un gran trauma, un mazazo más en la economía. Mas desempleo y más emigración. Desde entonces el pueblo está en plena transformación buscando su identidad y su futuro.
Todo o parte del término dentro de marcas de calidad de trascendencia internacional: el Parque Nacional de Monfragüe, la Reserva de la Biosfera, la Reserva Fluvial y la Zona de Especial Protección de Aves.
Con estrellas así, el sector turístico y agroalimentario tienen un campo muy propicio para crecer.
El Turismo Rural va y viene, y aunque hay «servicios mínimos» :una Casa Rural, un hostal y un restaurante, se nos antoja insuficientes para un desarrollo efectivo del sector.