Ruta de Fin de Semana en Plasencia
Entre Cerezas y Ambrosías.
Reserva Natural Garganta de los Infiernos. Ciudad de Plasencia – Ruinas romanas de Caparra – Despoblado de Granadilla – Piscina Natural del Ambroz.
Reserva Natural Garganta de los Infiernos
Estirar el tiempo parecía imposible, muchas cosas en la agenda y nos vimos abocados a salir casi a la hora de comer del sábado.
La red de autovías de Extremadura nos llevó en volandas hasta nuestro primer objetivo; un paseo por la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos.
Subiendo desde Plasencia vamos adentrándonos en los muchos argumentos que hacen de éste unos de los lugares más maravillosos de la península. A medida que se cierran las montañas el bosque va espesando en cantidad y volumen de sus ejemplares.
Entre las peñas de granito las encinas lo cubren todo, pero a medida que las sierras toman alturas considerables, va dejando paso al roble que reina hasta las cotas donde la vida es posible..
La Garganta de los Infiernos se sitúa en la pared derecha según subimos el valle, reparten querencias los tres pueblos que disfrutan de la cabecera del Valle del Jerte: Cabezuela del Valle, Jerte y Tornavacas.
De estos lugares parten rutas que dirigen sus pasos hacia la garganta de mas recorrido de cuantas confluyen en el río Jerte: la Garganta de los Infiernos.
Esta a su vez se desdobla en varias: la Garganta Jaranda, la de los Asperones, la del Hornillo, la de los Gavilanes…. presentan largos valles de gran altura con peculiaridades que las diferencian hasta tomar personalidad propia.
En esta nuestra primera visita decidimos realizar la Ruta de los Pilones. Lo hacemos desde el entorno que la Junta de Extremadura ha acondicionado para la recepción de visitantes. Poco antes de la población de Jerte encontramos aparcamientos, caminos, merenderos, campamentos, el Centro de Interpretacion…
Enseguida que nos apartamos de la carretera advertimos que el lugar es especial desde las mismas puertas.
El manto vegetal es espléndido a la par de encantador. Altísimos robles compiten por la luz con fresnos, alisos y varias clases de olmos.
Todo está como tocado por la gracia de la naturaleza y la intervención humana no hace sino resaltar la belleza de este lugar.
En el Centro de Interpretación vamos tomando conciencia de donde estamos y a donde vamos a caminar.
Tienen numerosas maquetas que recrean los paisajes y ecosistemas típicos de la zona, incluso hay una en las que están reconstruidas parte de una garganta en la que no falta detalle.
La Ruta de los Pilones es la mas típica y sensacional de las que están al alcance de cualquier humano. Son cuarenta y cinco minutos de ida en los que tenemos que andar por estrechas veredas, pistas fabulosas, caminos de piedra; como en un cuento…
El mayor repecho está al principio, luego casi no te enteras que sigues subiendo. Como a media ruta ya es llana casi siempre y cuando empieza a descender el bullicio del agua nos hace presentir que nos acercamos al destino de la ruta.
Dejamos atrás el ruido de la civilización y la cobertura de los móviles.
El trasiego de gentes por la ruta es interminable, así como el que encontramos en los Pilones. Bañeras gigantes labradas por la fuerza de aguas cristalinas que lo dejan ver todo. El paraje es increíble y el baño refrescante. Tendremos ocasión de hablar despacito de este lugar. Ya solo queda volver sobre nuestras huellas hasta el punto de origen.
Ciudad de Plasencia
A la vuelta repusimos fuerzas en el café bar El Refugio, de muy amable trato y disposición. Sendos bocatas reconfortaron el cuerpo hasta la cena que presumíamos sería tarde ya en Plasencia.
El Alojamiento fue un Hostal, junto a la puerta de Berrozana, intramuros. El edificio, como muchos, fue remozado completamente en el interior y aunque ya tienen unos años presenta una amplia oferta, que atiende todos los gustos y posibilidades con una relación calidad-precio muy interesante. La señora muy atenta.
La noche es un encanto en la ciudad vieja. Con el tráfico y aparcamiento muy restringido; la limpieza, la señalización, la iluminación y el gusto general de todos han convertido a ésta en uno de los referentes turísticos de Extremadura.
Como lo es el trato de sus profesionales, que miman tu paso hasta puntos irreconocibles en otras partes. La cartas en restaurantes me sorprendía por el tipismo y naturalidad de su oferta.
En la mañana del domingo recorrimos muchos de los pasos que habíamos realizado la noche anterior. De día los detalles afloraban en palacios, iglesias, calles… La visita a la Catedral ´Vieja era obligatoria.
Vimos las reliquias de San Fulgencio y Santa Florentina, también las hechuras románico-góticas de este edificio.
Ruinas de la Ciudad Romana de Caparra
Sin entretenernos mucho corrimos hasta las Ruinas de la Ciudad Romana de Caparra. Deberíamos decir Vettona, ya que aparece entre las más antiguas de Extremadura. Los trabajos que se realizaron en tres años, 2000-2003, dieron para mucho.
Alrededor del Arco del Triunfo que ya todos conocíamos por la fotografías que corren por doquier, iba apareciendo un espacio prácticamente intacto. Uno tras otro iba tomando forma el pueblo: la calzada principal, el foro con sus tres templos, las termas, el circo…
Supongo que se vieron un poco abrumados ante tanto y tan bueno. Esta experiencia se plasmó en un interesante Centro de Interpretación que la Junta mantiene para visitantes y estudiosos.
Las distintas salas y el audiovisual sirve de buen aperitivo para comprender mejor el paseo entre los restos de las excavaciones.
Despoblado de Granadilla
Las 14:00 horas nos dieron cuando casi teníamos recorrido todo el entorno.
Un pequeño vistazo, ya que hay para mucho entretenimiento y los guardas se debían al descanso obligado del mediodía.
Nosotros nos acercamos a Zarza de Granadilla para comer en un lugar recomendado. El paisano casi nos empujó al comedor cuando prefiramos disfrutar de la terraza.
Antes de las cuatro de la tarde estábamos en Granadilla. Pueblo abandonado por los planes de regadío de los años cincuenta.
Casi intacto y en permanente renovación por los muchos campamentos que pasan temporadas empeñados en la restauración integral del lugar.
Es como un cuadro pintado por los sueños que casi todos tenemos de lugares idílicos. Las casas están rodeadas por una alta muralla, en un extremo se sitúa un pequeño castillo que hace de lugar fuerte.
Hay una calle principal y otras secundarias. La plaza es de ensueño con sus casas de colores o de grandes piedras de grano.
El entorno parece vivo con ganado en algunas cercas, huertos en otras…
Y todo rodeado por las aguas del embalse de Gabriel y Galán que apenas dejan una loma acceder a la población.
Ya sólo quedaba un bañito en la primera piscina natural que encontramos en el río Ambroz. Aguas limpias en un entorno perfectamente adecuado al disfrute del ocio…
Volvimos por Monfragüe para no perder el aire rural y a las 8:30 llegamos de nuevo a casa.