Retamosa es una pequeña pedanía de Cabañas del Castillo de poco mas de cien almas. Se sitúa un peldaño por encima del río Almonte recostado sobre la ladera de la primera línea de riscos que encontramos desde el oeste de las Villuercas.
Este tramo se conoce como Sierra de ValdelaOrden, y este nombre se lo debe a alguna de las Ordenes Militares de Caballería que se han instalado en el castillo de Cabañas (Orden de Trujillo, Calatrava…) en uno de sus valles, en las mayores alturas de por aquí encontramos una encantadora cavidad bajo tierra que encontramos en lo alto de la montaña, junto a otra gran gruta visible a muchos kilómetros; las Cuevas del Aljibe.
Quedamos a las 9:30 con ganas de un café con algo y como el paisano no habría hasta media hora después decidimos dar un paseo por la localidad. Quedan algunas casas grandes que remozadas lucen como en sus mejores tiempos, no como la casa parroquial que apunta cada día un poco mas su ruina. La mayor parte son edificaciones modestas, de distintas maneras pero siguiendo patrones comunes.
Tampoco quisimos perdernos el gran ejemplar de eucalipto que hay en las afueras, muy cerca del pueblo. No sabemos cuantos años tiene a sus espaldas, pero su altura es de las mayores que hayamos visto.
El caso es que cogemos el camino que mira a la cueva de frente. Al principio es un dulce paseo que se adentra en la sierra entre encinas y alcornoques. Unos pocos olivos salpican los cercados próximos al camino. Cuando éste se acaba tenemos un par de opciones: lo mas recto es subir por la casquera que nos dejará en la puertas de nuestros objetivos. Es menos tiempo y subimos menos que por la otra alternativa.
Nosotros escogimos subir por la izquierda, aprovechando una parcela que se ha limpiado de jaras hace poco tiempo. El objetivo era subir a los riscos mas altos revisando los huecos y abrigos que encontráramos. También nos daría las vista de detrás de la sierra y la vuelta seguía siendo corta.
La ruta se volvía vertiginosa por momentos, justo el tiempo que tardamos en subir en un pequeño saliente que nos daría las primeras vistas de la penillanura trujillana. También, hacia el sur, la estampa que presentaba el castillo de Cabañas era espectacular delante de los muchos valles que nacen del pico Villuerca.
Aunque todavía quedaba un trecho de subida, esta sería un poco mas llevadera. Así nos encaramamos en el filo de la sierra. Comparar los dos mundos que separaban estas montañas es como tratar de encontrar paralelismos entre el día y la noche. Se ve hasta Cáceres, Trujillo por supuesto. Las suaves ondulaciones de esas tierras no tíenen nada que ver con los laberínticos valles que se forman en esta parte de las Villuercas.
Seguimos por la cuerda del lomo hasta que estábamos encima de la cueva y luego, por el perfil del risco bajamos hasta la entrada de la cueva. La primera, la que se ve desde la carretera, es un boquete enorme en la cuarcita. De forma rectangular y unos metros de profundad.
De últimos usos que ha tenido queda un trozo de pared que cerraba un refugio-corral de cabras. También una gran zarzalera que tapa parte de la entrada.
Los mosquitos que viven en verano nos impidieron examinar detenidamente las paredes.
Al negro habitual se añadían grandes manchas negras formadas por miles de mosquitos que en cuanto te acercas se convierte en una densa nube de minúsculos voladores que se cuelan por todas partes y que impiden casi el respirar.
Afortunadamente siempre habrá una siguiente ocasión para ver mas de cerca los muchos restos que ahora se nos niegan.
Ante tal circunstancia nos dirigimos a la otra cueva, la del aljibe. A pocos metros encontramos un gran agujero en la tierra de traza casi vertical.
Son unos tres metros que se bajan y suben estupendamente. Una vez abajo damos vista a la gran cavidad, con buenas luces, ya que la oscuridad es prácticamente total. Normalmente tiene un par del palmos de agua, probablemente acumulada por las lluvias.
La altura que tiene en el centro es impresionante. Tiene forma de gran cúpula y realmente es espectacular, como una pequeña catedral. Con un poco de cuidado se puede caminar por algunas piedras que te llevan al centro mismo donde una especie de islilla permite la visión completa de la cueva.
Hacia la izquierda también hay otro trozo de orilla que completa la visión del entorno. Sólo se aprecia un pequeño túnel de escasos metros que intenta romper la armonía del conjunto.
Salimos al exterior y después de un merecido bocata iniciamos el descenso. Esta vez lo haremos por la directa, buscando la pedrera que nos llevará al camino. Como siempre, con mucho cuidado, pisando las mas grandes y atento a cualquier movimiento que se pudiera producir.
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Oi amigo, além de interessante a postagem mostra imagens muito bonitas. Boa semana para ti
Hermoso paraje el que rodea este pequeño pueblo, con multitud de rincones por descubrir. Bonitas fotos, por otra parte y excelentes paisajes.Un saludo.
Hola. me han parecido muy interesantes algunas de las rutas que tienes en tu blog. ¿tienes el track para hacerlas con GPS?.
Un saludo y gracias